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Manuel de manejo Denver, Colorado

Cuando emigras a otro país y no lees las letras chiquitas

Cuando me enojo me enojo…

Vivir en una ciudad fronteriza me ofreció la ventaja de tener el acceso de visualizar una oportunidad de vida distinta a la que estaba acostumbrada vivir. Me llevó a no quitar el dedo del renglón, el de experimentar nuevos horizontes, aunado a que estaba en una faceta de inconformidad de lo que me rodeaba.

Fue así entonces que se me ocurrió tomar la decisión, quizá la más difícil de mi vida. El de emigrar a otro país en busca del tan sonado sueño americano. Soy originaria de Ciudad Juárez, Chihuahua y ahora vivo en Estados Unidos.

Ya había tenido la intención de buscar otras oportunidades de crecimiento pero la verdad que no me animaba, por que estaba muy a gusto en mi zona de confort, frase que de pronto se puso de moda y la comencé a escuchar a mi alrededor.

Me habían contado algunos detalles sobre el Estado de Colorado, que había trabajo en los medios de comunicación, cuyo empleo había realizado durante muchos años en una compañía de televisión en Juárez. Dentro de las pláticas de ese lugar estadounidense, mencionaban que era muy grande, bonito y que había miles de lugares por visitar, ahora lo puedo corroborar.

El caso es que muy entusiasmada, comencé hacer algunos ajustes de lo que debía dejar en mi juaritos, primero que nada pensaba como darles la noticia a mi familia, situación que el solo hecho de pensar mi corazón se estremecía. Ellos sabían de antemano que mi mundo era mi antiguo centro laboral y mi muy sistemática forma de vida que llevaba.

Hice una lista de lo que para mi en ese momento sería una prioridad, entre trabajo, casa, auto. Poco a poco fui deshilando todos las posibles situaciones que ya radicando en otro lugar sería difícil arreglar.

Llegó la hora de tomar carretera para emprender el viaje. Yo lo tomaba así como una tipo excursión y es que cuando te cae el veinte que no es tan fácil hacer un cambio de esa magnitud, bueno quién dijo que iba a ser fácil. La incertidumbre me revoloteaba en la cabeza, en donde pensaba si estaba haciendo lo correcto, eso me pasó a mí.

En ese momento sentada en el interior del vehículo, observando las maletas y los pocos artículos que había acomodado en la parte trasera de la unidad, porque me puse como meta y como reto comenzar de nuevo y obtener nuevos objetos.

De pronto con un nudo en la garganta vi la película de mi vida, es decir eran como rápidas imágenes que pasaban en segundos, en donde veía etapas de mi infancia, a mi madre (QEPD), la familia, observé mi juventud, me vi como adulta, escuela, trabajo. En fin que les puedo decir, fue tan rápido ese momento y de pronto me pausé y pensé es ahora o nunca.

Estando en este país estadounidense, primero viví en la Ciudad de Aurora, Colorado. Arribé en temporada de invierno y pues acostumbrarme a ese tipo de frío fue una de los procesos más difíciles que pasé al principio, ahora no quiere decir que lo domino pero aprendí andar como tamal mal amarrado.

Comencé a buscar las formas de moverme y entender como opera el sistema de gobierno, su gente, el idioma, las vialidades. Así es como me dí cuenta que no había leído las letras chiquitas, desconocía que para poder adquirir una licencia de conducir y manejar en las calles del Estado de Colorado, debía realizar dos exámenes, el primero escrito y el segundo práctico.

Supe que cada Estado trabaja de manera diferente sus leyes, así que ingresé al buscador en mi computadora para tener una idea del proceso que debía continuar. Busqué las primeras palabras que se me venían en mente para encontrar la manera de informarme.

Después de unos minutos di con la página oficial del Departamento de Renovación, División de Vehículos Motorizados, colorado.gov/dmv. Anexo el siguiente artículo para aquéllos migrantes que deseen realizar el trámite y tengan información de como llevarlo acabo, porque después de la experiencia que pasé, les sería de gran ayuda. Tomen en cuenta que ha variado algunos aspectos por la situación de la pandemia.

El sitio me llevó a los siguientes pasos a seguir, primero debía programar una cita, en donde te piden datos personales. Era la primer ocasión que tramitaba algo similar aquí, así que titubee pero finalmente apliqué.

Tenían espacio para recibirme en los próximo dos meses, así que no había de otra y acepté. Lo siguiente que hice fue empaparme de las reglas tránsito para conducir y busqué el manual del conductor en Colorado. Así que a estudiar, por fortuna la aplicación también está en español.

Me pareció importante este proceso, porque además de hacerlo estaría aprendiendo sobre estatutos que desconocía, claro que en mi ciudad yo no se como conducía un auto, tomando en cuenta que aprendí con el tiempo a manejar y aquí recuerdo lo que con frecuencia llegaba a escuchar entre mis conocidos “si manejas en Juárez”.

Pues ahí me tienen, rápidamente hice una agenda de mis actividades para agregar mis clases del manual del conductor, el folleto tiene unas 40 páginas de instrucciones que debe uno conocer para cuando apliquen el examen.

En la red pude acceder a pruebas que me sirvieron como ensayo, llegaba a practicar por horas y otros usuarios también lo hacían, la misma página me mostraba el récord de puntuación.

Al principio ni siquiera lo pasaba, lo cual me generaba nervios porque sería uno de los primeros pasos que estaría realizando en este país. Así que acudí nuevamente al instructivo para adquirir mejor conocimiento.

Después de varios días finalmente logré pasar uno de los exámenes incluso en tiempo récord, el caso es que pensaba que ya estaba lista, era solo esperar la fecha indicada para acudir a las oficinas y realizarlo.

Aquí viene lo bueno, estaba lista en la puerta de las oficinas del Departamento de Renovación, a la hora indicada ya que al momento de hacer la cita, piden que estemos unos minutos antes en el lugar.

Ingresé al edificio para hacer una fila que me llevó unos minutos. La recepcionista me pidió los papeles, que son el comprobante de la cita el cual la había impreso con antelación y una identificación con fotografía.

La empleada me preguntó en inglés, “¿A qué horas tienes la cita?” Le respondí y tomó los documentos, los observó y me los regresó. Me volteó a ver y dijo que no me podía atender que volviera aplicar, señalando una línea del papel. Trataba de entenderla ya que no domino el inglés pero me se defender.

En ese instante sentía que la sangre me brotaba en la cara, de inmediato me puse de color rojo. Una de las razones fue por la confusión de no comprender y otra por que me habían preparado dos meses antes para ese día.

Me pidió que me retirara y yo molesta trataba de explicarle que no la entendía, le insistí que me dijera cuál era el problema y ella solo nuevamente señalaba la aplicación en un tono molesto. Me volvió a pedir que me retirara, no tuve más remedio que hacerlo y accedí.

Estando en el exterior entré en esos momentos de desesperación, sentía que no era posible que algo tan pequeño me estuviera afectando y como nada me podía detener, entré de nuevo al inmueble, tomé la fila y ahí estaba otra vez, frente a la encargada.

La mujer me observó con cara de “otra vez tú”, le pedí que me pusiera a alguien que hablara en español, buscó a la encargada del cubículo número 5 y me pidió que fuera con ella.

Me acerqué con una joven mujer y le comenté sobre lo que había sucedido. Ella leyó los documentos y me preguntó, “¿Es la primer ocasión que haces el trámite en Colorado?” Le respondí que sí, a lo que ella me explicó que debía aplicar en otro rubro como migrante, es decir, por primer vez. Me retiré enseguida no sin antes agradeciéndole las respuestas.

Después de ese momento tan bochornoso, busqué a unos conocidos, quienes me explicaron que había una forma más sencilla de hacerlo.

Era solo acudir a otra oficina sin hacer cita, así que seguí la otra opción, fui hice el examen escrito y lo pasé. Ese es el primer paso, me entregaron un documento el cual consta que lo aprobé.

Posteriormente debía hacer el práctico. ¿Y que creen? La reprobé. Por exceso de velocidad, en donde el mismo despachador mencionó que había dos opciones, hacerla otra vez en dos semanas o acudir a la escuela de manejo.

Lo extraño de todo es que enseguida de las instalaciones del edifico de gobierno, hay una escuela de manejo en donde te hacen el ‘test’ y pagas cierta cantidad por el servicio.

Y final feliz, apliqué de esa manera y listo ya puedo andar en las calles de este increíble Estado de Colorado. Lo chistoso todo es que todavía aún no tengo auto.

Así que no se les olvide leer las letras chiquitas.

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